La mosca y la hormiga
Una mosca
y una hormiga discutieron por una cuestión de poca importancia; la mosca, que
siempre fue uno de los insectos más vulgares y poco respetuosos con los demás,
empezó a insultar a la otra:
-¡Tú, un
animal tan pequeño e insignificante!, ¿Cómo te atreves a compararte conmigo que
soy hija del aire? Yo frecuento los palacios de los más grandes señores y como
en los platos de los cardenales; si lo deseo, incluso puedo pasear por la
cabeza del rey.
La
hormiga esperó a que terminara de alabarse y después contestó tranquila:
-Sí,
reconozco que puedes posarte en cualquier cabeza, pero no eres capaz de
distinguir entre una cabeza de rey y una de burro. Y a decir verdad, no eres
muy apreciada en los palacios... Pero, ¿por qué estoy perdiendo el tiempo aquí
contigo en vez de estar aprovisionándome para el invierno? Las hormigas somos
minúsculas pero previsoras, y el hielo nos mata. Las moscas vuelan muy alto...
pero a los primeros fríos, caen al suelo, y entonces, ¿para qué les sirven las
alas?
Y siguió
recogiendo granitos del suelo.
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